Toda orden que usted envía al subconsciente, con determinación,
él trata de realizarla.
Muchas veces usted se queja de que no consigue las cosas que mentaliza,
pero se olvida de que hay una dicotomía en sus pensamientos.
Doña Julieta era una señora muy nerviosa. Yo le redacté una
oración que ella debería mentalizar por la noche, a la mañana y algunas veces
más por día, principalmente cuando se sintiera agitada. Ella hacía la oración
metódicamente. Y vino a quejarse de que no había progresado nada. En la oración
se decía a sí misma que era tranquila, que era muy tranquila, pero en realidad
muy pocas veces ocurría eso.
Intenté saber lo que ocurría en la mente de doña Julieta y
observé que, al mismo tiempo que se programaba para ser tranquila, tenía la
sensación de que era nerviosa, y hallaba que estaba mintiéndose a sí misma; por
otra parte, cada vez que se encontraba con amigas y comadres, el tema recaía,
invariablemente, sobre su nerviosismo. Así, eran dos fuerzas que luchaban
dentro de ella, queriendo cada una imponerse al subconsciente.
Ella estaba realizando, en realidad, dos oraciones opuestas y
contradictorias. Es eso lo que ocurre cuando la oración no es oída.
¿Qué hacer, entonces, para resolver la situación?
Buscar otro camino, un camino muy usado por las agencias de
publicidad.
Usted conecta el televisor porque tiene interés en su programa,
en su novela, en su película. Pero, en medio de su programa, usted tiene que
aceptar la propaganda que es exhibida. Aparentemente, usted permanecerá
indiferente a las propagandas, pues lo que usted quiere realmente es ver su
programa. Mientras tanto, usted ve demostraciones sobre esa o aquella crema
dental, el cigarrillo tal, de los coches de lujo el que aventaja a todos, esa
bebida que conquista a las mujeres, esa financiera que rinde más, aquella
tienda que vende eso y aquello, y así sucesivamente. Conscientemente está
ligado sólo a su programa, pero la propaganda acaba por influenciarlo y usted
adquirirá el producto. Su subconsciente aceptó el mensaje después de tanta
repetición y usted acabó entrando en la compra.
La repetición es una forma de impresionar al subconsciente.
Cuando usted está nervioso, si repite y repite: "Yo soy
tranquilo, yo soy muy tranquilo", y continúa repitiéndolo, quedará
tranquilo.
No use la formulación negativa, porque la palabra crea la imagen
negativa.
Por ejemplo, si usted dice "yo no estoy nervioso", la
imagen que más se le grabará, por cierto, es la de la palabra
"nervioso", y ésa es una imagen negativa. Simplemente afirme la
imagen que usted desea: "Yo soy tranquilo".
No se preocupe si inicialmente nada ocurre.
Llamad y se os abrirá, ya lo decía el gran Maestro Jesús.
Lauro Trevisan
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