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Original
en francés.
http://www.autresdimensions.com
Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Susana Milan.
http://mensajes-del-espiritu.blogspot.com
http://mensajes-del-espiritu-2010.blogspot.com
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Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Susana Milan.
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Soy
María, Reina de los cielos y de la Tierra. Os amo mis niños. Quisiera ahora, hoy, en
este momento, hablaros de la noción de sacrificio, la noción de amor, la noción
de sexualidad. Efectivamente el mensaje de la Fuente ha sido transformado de manera consciente,
de manera deliberada, por las fuerzas que se oponen al desvelamiento de la
verdadera luz auténtica, de la luz del Regente de Orión. Estas fuerzas han
falsificado, deformado las cosas magníficas y extraordinarias que han sido
transmitidas por los Hayoth Ha Kodesh a Moisés. Esta falsificación ha desviado
al hombre de las esferas más sagradas. Estas esferas sagradas efectivamente,
tienen por nombre “sacrificio” en el sentido más noble. La vida es sacrificio.
La sexualidad, cualquiera que sea el placer, es un sacrificio y una iniciación.
El sacrificio de sí, la entrega de sí al amor a través de la sexualidad permite
tocar, palpar, sentir esta unidad con la Fuente a través de la entrega de sí, a través del
sacrificio de sí, a través del amor del otro, se uno a sí mismo, se entrega, se
abandona el ego, su personalidad. Esta noción de sacrificio sublime, de la
donación de la vida, de la donación del amor ha sido algo que ha sido
menospreciado, pervertido, cortado para la humanidad Terrestre a partir de este
periodo.
Mis
niños, estád seguros que no hay en la sexualidad ninguna distorsión, ningún
error, que es el acto más sublime de la entrega de sí al amor, a la vida. En
los otros espacios y en otras dimensiones, la noción de sexualidad no existe,
no hay el filtro del cuerpo, pero no obstante es parecido a la sexualidad. A
partir del momento en que hay entrega de sí, hay intercambio, hay comunicación,
hay relación. Y la vida es relación, coherencia, coordinación. La sexualidad no
es nada más que esto: tomar, dar, intercambiar, pero ante todo relación. Ahora,
la vida en su característica más esencial, es un intercambio. Mirad mis niños,
los Agni Deva. Mirad la jerarquías angélicas, mirad lo Hayoth Ha Kodesh, mirad
el ballet de los Cielos, es lo mismo en vuestras rueda de vida, en todas las
ruedas de vida. Y estas ruedas de vida sólo piden una cosa: intercambiar,
penetrar, dar y recibir. Efectivamente, toda esta belleza, toda esta
transmisión está, desde hace 3 500 años falseada, desequilibrada. La
particularidad del ser humano en este planeta es cristalizar lo que piensa.
Vosotros os convertís realmente en lo que pensáis y el pensamiento falseado
induce un funcionamiento falso.
La sexualidad es un acto sagrado, igual que con
el Espíritu Santo, es una comunión con la Fuente. Y esta comunión con la Fuente es un sacrificio, he
dicho bien sacrificio y no dolor. La forma de vivir el sacrificio puede a veces
ser llamada “dolor” pero este dolor es simplemente una torsión, una distorsión
entre vuestro pensamiento pasado y vuestra consciencia del presente. A partir
del momento en que aceptáis totalmente vuestros pensamientos pasados, se
integran en vosotros a la luz de vuestra consciencia nueva. A partir del
momento en que, en vosotros, no hay ningún juicio de vosotros mismos, del otro,
en ese momento, la relación nace en el sentido más noble, la relación es amor,
el amor es relación.
Relacionar,
relacionar las cosas, relacionar los seres, relacionar Dios, relacionar la Fuente , relacionar las
Fuentes, ese es el papel que debieran haber tenido los hombres desde
hace 3 500 años. Así es como las jerarquías que
podríais llamar “infernales” han desviado la pureza de la información, la
pureza del mensaje. Durante 47 000 años, el hombre ha integrado, lo que llamáis
el mundo emocional, el mundo astral, el mundo de la disociación, de la
exteriorización, de la comprensión, a través de la exteriorización. Y hoy
habéis olvidado, clausurado, la sacralización de la relación. Toda relación es
sagrada, toda relación es de esencia divina. Sólo el amor permite la relación.
La relación entre dos seres es como una relación entre un planeta y su sol. Es
un ballet, un ballet incesante pero a veces ese ballet es falseado, necesita
una intervención exterior, intervención de un tercer factor que viene a
corregir, a rectificar, aparentemente desde el exterior, una trayectoria, una
relación falseada.
Este rol es debido desde tiempos inmemoriales, desde hace
350 000 años, desde lo que llamáis los reinos de los Gigante, al Arcángel
Miguel. Es él quien impulsa, es él quien transforma, el él quien desata, es él
el que va a quemar lo que debe ser quemado con el fin de permitir instaurar la
relación más armoniosa posible entre dos seres, entre un planeta y su sol,
entre una célula y su núcleo. La vibración Micaélica es la vibración específica
de este sistema solar que permite a cada transición restaurar la relación.
Estar en relación, es amar. Estar en relación puede concebirse en el interior
como en el exterior. Estar en relación es ser uno mismo y no se puede estar en
relación si no se es uno mismo. La relación falseada por la mente, la relación
pervertida por el juicio, no es una relación, no es una comunicación y se
convierte en un enfrentamiento, una competición, una fuente de tensión. Mis
niños, yo soy María y yo os amo.
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